jueves, 22 de agosto de 2019


“Didí” y el pantalón hilvanado
Escribe: Américo García Maldonado

Waldir Pereira "Didi", con la casaquilla
de entrenador de Perú 1969-1970
Waldir Pereira “Didí”, inventó la “Folha seca”. Aquel disparo de tiro libre con “tres dedos”. La pelota superaba la barrera; hacía un efecto envenenado y como si alguien jalara de un hilo imaginario, descendía repentinamente para embarazar la red. Lo sufrió el portero Rafael Asca en 1957, eliminando a Perú del Mundial de Suecia. Un maestro el carioca.

Didí, Jugó por Brasil los mundiales ’58 y ’62 obteniendo la Jules Rimet. Ese mismo año es contratado como jugador-entrenador por Sporting Cristal, permaneciendo hasta 1964. En 1968 toma las riendas del Seleccionado peruano.

Perú aspiraba a participar en México 70. Por Eliminatorias enfrentó a Argentina y Bolivia. El 3 de agosto en Lima se impuso a los “ches” por 1 a 0 con gol de “Perico” León, tras recibir pase de Chumpitaz que había eludido a un par de rivales por izquierda y lanzó el pelotazo al área argentina. “Perico” la mata de pecho entre Perfumo y Basile y toca con el empeine por encima del portero Mario Agustín Cejas… la pelota entró dando botecitos, desatando el nudo de la garganta. Los dirigidos por Adolfo Pedernera se fueron con la sangre en el ojo.

El 31 de agosto de 1969. El maestro “Didí” patentó otro “invento”. La revancha fue en la Bombonera, cancha de Boca. Con el empate Perú clasificaba. ¿Qué imaginó “Didí” para conseguir el mejor resultado? ¿Toquetearla en el medio y generar el contragolpe? ¿Unos minutos de juego detenido para frenar la avalancha de los locales? Por ahí viene el asunto...

A la mañana del día del partido, el brasileño, mandó traer una costurera de confianza. “¿Una costurera?... el “brazuco” está loco, está chiflado” se le escuchó murmurar al conserje del hotel. Llega la mujer. La hacen esperar porque “Didí” estaba charlando con “Perico”, el más zamarro, el más pintoresco del equipo, el hombre indicado. Habla con él a solas. Un pacto secreto entre caballeros.

Entretanto, la señora ya ha recibido las instrucciones del caso. Descose las tres costuras del pantalón de “Perico” y las sustituye por un hilván que pueda aguantar las contingencias del partido. Pero, si deliberadamente tiran del hilo, se descose y el moreno quedaría cercano a la obscenidad. Una artista la costurera. Pero ignoraba el destino de su fino trabajo.

Empieza el partido. “Perico”, con el pantalón hilvanado, hacía de las suyas junto a Chumpitaz, Cruzado, Cubillas, Challe, Baylón... Una orquesta bien afinada. Cero a cero.

Los rioplatenses atacan con todo. Las tribunas hervían, la cancha quemaba. Perú era un gigante. Argentina, seguía siendo un huracán.

Pero ¿Qué pasó con la historia del pantalón?  Esperen, tranquilos, ya viene...

“Perico” León cambiándose de pantalón roto
Es ahí cuando aparece el invento del maestro. “Didí” envía la señal desde el banco. “Perico” cae al suelo. Jaló el hilo del pantalón y, como quien descorre el telón del teatro, quedó como mamá morena lo trajo al mundo. “Potito” al aire.

Sus compañeros lo rodean haciendo cortina “no vaya ser que el público se ofenda”. Se acerca el referí. Los albicelestes, impacientes, quieren reanudar el juego. Didí aprovecha para dar un par de indicaciones. Hay que buscar otro pantalón para el 9. El utilero “Pacorita” asegura no tener repuesto. El tiempo pasa, pasa y pasa… Alguien ofrece uno. Lo traen. “Perico” se lo pone. Reparada la avería. Y luego de varios minutos de espera, se reinicia el encuentro. El huracán argentino se convirtió en simple brisa. Los gauchos se enfrían. Perú se agiganta. Termina el primer tiempo. Challe, “El niño terrible”, con las dos manos pone la pelota en la cabeza de Rulli, para demostrar que no le temía. Los argentinos enardecen. Hay amagues de pugilato. Todo se calma. Van al descanso.

Comienza el segundo tiempo. Argentina sigue siendo un Tsunami. Tiembla el cemento de la Bombonera. Llueven botellas y preservativos inflados de orina en el área peruana. Cubillas asiste a “Cachito” Ramírez, éste, con las piernas de una gacela entra por izquierda. Pánico en la defensa local. Perfumo y Gallo solo alcanzan a verle el 22 en la espalda. Remate y gol. 1 a 0.

Los del rio de la plata, heridos en su orgullo, levantan presión. Aquello es un vendaval, un tifón, un huracán. El referí chileno Rafael Hormazábal Díaz, les da un penal. Va ejecutar Albrecht.  Hamacándose llega hasta el balón. Al cuarto amague dispara y consigue el empate. Pelota al medio y a seguir “remando”.

“Cachito” Ramírez y “El Nene” Cubillas festejan
el segundo gol peruano
“Cachito”, el goleador, se viste nuevamente de héroe y hace un calco del primero. Invade el área del portero Mario Agustín Cejas. Dispara, anota y consagración eterna. Perú 2 Argentina 1.

El rugir de las tribunas se multiplica. Argentina, busca lo que parecía imposible: empate y victoria. Faltaba poco. El “Tano” Rendo, que había suplantado a Rulli, hace un jugadón. Gambeteando pasa por entre mil piernas peruanas. Llega hasta Rubiños y consigue un golazo. 2 a 2. Las agujas del reloj siguen su rumbo. La tromba rioplatense no cesa. Centra Marzolini, atropella “El Chirola” Yazalde cometiendo faul al arquero Rubiños, cabecea Brindisi y convierte el tercero. Hormazábal, en decisión correcta, anula el gol que habría sido la catástrofe peruana. Perú soporta el acecho y contraataca. Se cumplen los noventa. Fin. Empate y Perú clasificado.
 
“Didi” es llevado en hombros por los jugadores luego de la clasificación a México‘70 
“Didí”, el de la ‘folha seca’, sonreía. El conserje del hotel y la costurera recién comprendieron. El fútbol, como la vida, está lleno de pequeñas travesuras...