El
domingo 5 de octubre de 2014, todo Perú irá a las urnas para dar su voto de
confianza a uno de los tantos candidatos de los diferentes partidos,
agrupaciones y frentes políticos que se han inscrito para estas justas,
deseando porque sea elegido el candidato de su predilección, confianza o interés.
En cada nueva elección, parece que nos damos con nuevos aspectos que hacen más
angustiante el voto del ciudadano común, que solo aspira por una administración
regional o local tal donde la cosa pública sea administrada con decoro, profesionalismo,
responsabilidad y visión de estadista, mirando hacia futuro en bien de una
sociedad que anhela ser parte de los beneficios que se logren de esa
administración.
Todos
los candidatos, a estas alturas, afinan sus punterías para llegar al blanco de
la aceptación y convencimiento de las gentes y, sin lugar a dudas, algunos, los
que cuentan con mayores recursos pues no escatimarán recursos para llegar al
potencial electorado para ganarse un voto de confianza.
Sin
embargo, en medio de todo este espectro y abanico de candidatos, y muchos
prometiendo hasta lo imposible de lograr, técnicamente hablando, seguramente
que hay uno o unos pocos que sí merecerían nuestro voto, ¿pero cómo saber quién
es este o aquel? ¿Verdad que es difícil? Sin embargo, y la imposibilidad de
saber a ciencia cierta quién o quienes sí deberían ser nuestras autoridades
para el periodo 2015 – 2018, podríamos acertar en lo posible haciendo uso de
cierta información que nos declare ciertos aspectos a considerar en el momento
de nuestra votación, aún cuando muchas veces esta misma información pudiera
haber sufrido cierta e interesada manipulación con un objetivo no,
necesariamente, a favor del interés del pueblo. Seguidamente, algunos consejos a
considerar para una elección responsable, siempre informada:
1.
El candidato que solo dedique su tiempo para
exponer sus propuestas, demostrando la factibilidad de estas.
2.
El candidato que no dedique su tiempo en
despotricar, justa o injustamente, a sus contrincantes.
3.
El candidato que, en la medida de lo posible,
tenga más virtudes, declarados por los medios de comunicación o, si fuere
nuestra realidad, menos tachas que, en la medida de lo posible, consideremos a
aquel que sea digno de nuestra aprobación y, definitivamente, no a un falto de
virtudes, a un irresponsable.
¡Que
gane el mejor!
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