A portas del
desarrollo de las actividades por el 51 Aniversario de la fundación de nuestro
colegio, durante la primera quincena de setiembre, hasta inclusive el viernes
18 en que confiamos será el Día Central, queremos dedicar unas pocas letras en
homenaje de tan importante día para nuestro colegio que, como una institución
dedicada a la educación en nuestro país, viene forjando niños y niñas, jóvenes
y señoritas Coronadinos, para acceder a una universidad o instituto de
educación técnica superior, con miras a ser los profesionales que el país
necesita para una economía con visión de futuro. Por lo general, probablemente
deberíamos enfocarnos en el hecho de que, realmente, todo colegio o institución
educativa está constituido con el objetivo de la producción y, más, en un país
como el nuestro que se caracteriza mayormente por ser exportador de materias
primas y no así industrial, que convierta esas materias primas en los artículos
que hoy son parte hasta inherente de nuestros pueblos; pero, en esta ocasión, aun
asintiendo no ser peritos para hacerlo, intentaremos abordar el aspecto síquico
emocional –aunque soslayadamente- de nuestros niños y jovencitos en el colegio,
acaso porque es un tema ya harto difundido a través de los medios de
comunicación y que, como es natural que sea, merece despertar en nosotros, los
adultos o sus “hermanos mayores”, la polémica para abordar temas que involucran
a nuestros niños y jóvenes de hoy y, en particular, de nuestro colegio, I.E. N°
105 “Pedro Coronado Arrascue”.
En principio,
quisiéramos copiar la reseña histórica del colegio que consta en el Acta de
Fundación de nuestra asociación, misma que se consagró en la asamblea del 28 de
noviembre del 2009:
“En 1964, la
ciudad de Lima había se expandido, de manera que los centros educativos de
nivel secundario existentes en la época no eran suficientes, y solamente
existían las llamadas Grandes Unidades Escolares, y algunos otros colegios. Es
así que, en el centro de Lima y sus alrededores inmediatos, se carecía de
instituciones educativas para la formación de los jóvenes a nivel de educación
secundaria. Por esta razón, para satisfacer dicha necesidad, el 04 de abril de
1964, por Resolución Suprema N° 294-2004, se creó en el Cercado de Lima, el Colegio Nacional de Educación Secundaria
Común de Varones. Es así que nace, formalmente, nuestro plantel para servir
a los alumnos que no habían alcanzado un cupo en las Grandes Unidades
Escolares. Por ello fueron admitidos en el Colegio del Cercado de Lima,
haciendo presente que nuestro colegio NUNCA fue un anexo de ningún colegio
porque nació como una institución educativa con nombre propio y totalmente
independiente desde su inicio. Y, mediante Resolución Ministerial N° 3077-2004,
de fecha 17 de junio de 1964, se designa que el Colegio Nacional de Educación Secundaria Común del Cercado de Lima,
lleve el
nombre del ilustre “Pedro
Coronado Arrascue”.”
Dr. Pedro Coronado Arrascue |
LOS PRIMEROS DIRECTORES
DR. JOSÉ
SANCHÉZ DUÁREZ
DR. VÍCTOR
RONDINEL RUÍZ
DR. JUAN
BAUTISTA SCARSI VALDIVIA
PRIMEROS PROFESORES Y PERSONAL ADMINISTRATIVO
Marquina
Pisconte Felipe
Loayza Rivera
Ernesto
Huyhua
Ramírez Rufino
Postigo
Choque Adolfo
Hernani
Navarro Alfonso
Sánchez
Quintanilla Fortunato
Vera Céspedes
Jorge
Tejada Díaz
Raúl Idelso
Arista Ríos
Weider
Tafur
Portilla Raúl
Cabello Yong
Oscar
Rengifo
González Gil
Filomeno
Macedo Ordoñez
Zarria
Reátegui Carlos Segundo
Zarria
Reátegui Jeso Napoleón
Barrios
Llerena Alfonso Hipólito
Torres Véliz
Lizandro Ernestino
Sánchez Cobos
Esteban
Bendezú
Berrocal Hernán
Herrera
Guerra Néstor Manuel
Para todos es
notorio que, en nuestras escuelas nacionales, e inclusive particulares o
privadas, se han venido dando casos de bullying (palabra de origen inglés que
significa acoso) y, para que tales
actos reprobables existan, inevitablemente surge la pregunta del porqué hay
tales actos entre aún niños y adolescentes, cuando también los hay entre ya
jovencitos. Ahora, cierto es que el presupuesto que el Estado designa para el
sector educación es uno de los más modestos de la región (3.5% del PBI) y que,
por lo tanto, difícil es que –con ello- nuestros colegios puedan cumplir a
cabalidad toda una política de trato tal de preferencial con el niño,
adolescente y joven que, de esta manera, se les pueda asegurar todo un
crecimiento, juntamente con el aprendizaje intelectual de las materias que se
les imparten en clases, ellos puedan emerger síquica y emocionalmente fuertes
para el logro de las metas para lo cual son formados para los estudios
superiores, u otra eventualidad paralela en que ellos se vean realmente prósperos
en un mundo cada vez más competitivo y exigente. Es grato saber que, en muchas
escuelas, ya existe un Departamento de Sicología que elabora todo un programa
para llegar, sino a todos los alumnos, por lo menos a aquellos que evidencian
la necesidad de ser tratados conductualmente. Recientemente, en un programa de
televisión se cuenta de una jovencita, de aproximados 18 a 20 años de edad
quién, a su paso por una granja, tenía pavor o fobia de verse entre las aves de
esta granja. Al preguntársele la razón por la cual ella presentaba esta fobia,
ella respondió que no se lo explicaba pero que, muy probablemente, resultó de
una dura experiencia emocional que tuvo cuando ella era aún muy niña, cuando
–prácticamente- intentaron asustarla con un ave de corral, lo que quedó
fuertemente gravado en su subconsciente para, ahora, inconscientemente
manifestar un temor irresistible a aves evidentemente inofensivas. De esta
experiencia sacamos una lección que, lo que afecte a nuestros niños, y aún
adolescentes de hoy, eso va a repercutir en el comportamiento o desarrollo
emocional y, muy probablemente afectivo, de ellos cuando lleguen a mayor edad.
“Cuando
terminé la secundaria”, reveló un ex alumno, “yo me sentí desconcertado,
temiendo mi futuro porque, para mí, era incierto, inimaginable, imprevisto; yo
no tenía proyecto de futuro, y ni aún sabía qué iba a estudiar para ser
profesional”. Sin embargo, él no fue un mal alumno o estudiante y, aunque no
tuvo notas excelentes, por lo menos fue un alumno –digámoslo- promedio.
Preguntándosele el porqué de este estado en su vida, él nos compartió que, a lo
largo de toda la secundaria, él vivió inseguro y que, en su inseguridad, no
tuvo la sobriedad suficiente para planificar su futuro, para proyectarse. Hoy
nos agrada saber que hay programas de orientación vocacional y que, tras un
test o prueba, seguramente el alumno (en particular, aquellos que cursan el 4°
y 5° de secundaria) es orientado a tal o cual carrera profesional; pero, si el
joven es inestable, justamente por el estado de inseguridad que pudiera estar
experimentando, seguramente que esa condición le será adversa para no
permitirle verse a sí mismo, con la sobriedad necesaria, e íntegramente, como
un proyecto profesional próspero a futuro. No cabe duda que todos nuestros
alumnos, de cualesquier colegio, son inteligentes y que, si de ellos
dependiera, llegarían tan lejos como ellos se lo propusieran; pero, porque
vemos muchos jóvenes que a duras penas terminan la secundaria y, lo que es
peor, muchos que desertan para ni siquiera terminarla, y porque sabemos por las
noticias de jóvenes que pululan las calles, completamente desorientados o, lo
que es peor, mal orientados hacia prácticas deplorables y reprobables, y porque
aún los índices de analfabetismo en nuestro país son latentes y preocupantes (4.2%,
hasta el año pasado, según el INEI), todo ello nos compromete a hacer algo que,
juntamente con las acciones de Estado, podamos ver a nuestros alumnos o
“hermanos menores”, acaso los de nuestro colegio, realmente disfrutando de una
infraestructura de elementos que contribuyan al éxito en sus estudios primarios
y secundarios y, en el futuro, para acceder con toda seguridad a una carrera
profesional que los impulse con igual seguridad y valentía a una economía de
mercado donde solo los capaces triunfan. Yo creo que eso es posible para
nuestros “hermanos menores”.
De esta
manera, quienes hemos egresado de nuestro querido colegio, I.E. N° 105 “Pedro
Coronado Arrascue”, no podemos sino virar nuestra mirada hacia quienes hoy ocupan
los mismos pupitres que nosotros mismos, años atrás, ocupamos; lo que nos
obliga a ser parte de ellos, a solidarizarnos con su trayectoria y, por último,
a preocuparnos por cómo es que vienen cursando sus estudios que podamos
avizorarles el éxito que todos se merecen. De nuestro trato institucional como
asociación, con la Directora del colegio, Sra. Yolanda Villanueva, sabemos que
cada año más alumnos han ido emigrando para no volver más al colegio y que,
juntamente con esa alarmante realidad, igualmente alarmante es que muchos de los
alumnos difícilmente se identifican con el colegio, lo que hace que en ellos no
haya sentimientos de identidad que los identifique como el “producto” de un
colegio que se preocupa por ellos. Cierto, no dudamos de la capacidad de
nuestros profesores, y de cómo ellos (las veces que lo hemos podido percibir o
advertir, tras nuestras visitas) prácticamente son amigos de sus alumnos, así
como recuerdo lo fueron nuestros profesores de antaño; pero, siendo que esta
pérdida de alumnos en el colegio podría ser causa para su cierre o clausura,
para fusionarlo con otro colegio nacional (según los comentarios que se
manejan), y porque no quisiéramos que ello sucediera, porque necesitamos que
nuestros alumnos disfruten de sentimientos de gratitud para su colegio y sus
profesores, y para un sistema que realmente los tenga como personas, y no como
solo números, como partes de una estadística, pero como sujetos de un Estado
humano, que proyecte cabalmente los deseos de los padres de familia que aspiran
lo mejor para sus hijos, en consecuencia debemos hacer algo que cubra, sino de
manera integral, la parte que nos corresponda y sirva para mostrar a nuestros
“hermanos menores” que sí nos interesa su estado síquico emocional, que sí nos
interesa su futuro, tan igual como por nuestros propios hijos o familiares
cercanos. No virar y ser contemplativos con la suerte de nuestros alumnos de
hoy es casi antinatural, y propio de quienes no tuvieron pasado o se esfuerzan
por olvidarlo cuando éste, muy probablemente, les fue adverso. Todos tenemos un
pasado pero, cuando de nuestros estudios se trata, no podemos sino remontarnos
a los días en que cursamos nuestra primaria y secundaria y de cómo, a lo largo
de estas etapas de formación, nos involucramos con los sentimientos y emociones
de otros iguales a nosotros, para asociarnos a sus “mundos”, a sus realidades,
y que eso nos hizo más humanos, cuando nos involucramos con otro igual a
nosotros. Por ello, al término de esta breve dedicatoria en honor de nuestro
colegio, en su 51 Aniversario de vida institucional educativa, va nuestra
motivación a todos los egresados del colegio, DE TODAS LAS PROMOCIONES para,
juntamente con los esfuerzos de Estado (que parecen ser insuficientes),
aportemos de nuestro esfuerzo, en la medida de lo posible para,
organizadamente, y a través de nuestra Asociación Coronadina, articular toda
acción en beneficio de nuestro colegio y su más alto legado: el alumno que,
organizadamente, podamos contribuir con toda forma de infraestructura que sirva
para la formación, no solo intelectual, pero igualmente síquica y emocional,
que podamos asegurarnos que él o ella saldrá de nuestro colegio seguro de sí
mismo, con una mirada confiable en su futuro inmediato y mediato, para ser un
ciudadano que aporte a un país que necesita de hombres y mujeres justos y
probos, lo que solo será posible si TODOS, Estado y ex alumnos, hacemos algo al
respecto para asegurarnos de ese porvenir para nuestros “hermanos menores”.
¡Feliz 51 Aniversario – IE N° 105 “Pedro
Coronado Arrascue”!
Comunicación
Y RRPP – Asociación Coronadina
Lima,
lunes 31 de agosto de 2015