lunes, 30 de noviembre de 2020

Maradona, eterno

Maradona, eterno

 

Escribe: Américo García Maldonado

 

Diego Armando Maradona y su arte se fueron para siempre. El fútbol y la pelota lo lloran. Fue inigualable, mágico e irrepetible. Eximio con el balón para contrariar las leyes de la física. Nos dejó un grande entre los grandes. El diez. El Pelusa. La zurda de oro. Dios para los fervientes de la iglesia maradoniana.

Diego Armando Maradona, sosteniendo la Copa del Mundo (Mundial México 1986)

 
Debo confesar que me apenó profundamente la muerte de Maradona. Imposible contener las lágrimas al escuchar la noticia por radio La Red en el programa deportivo “Un buen momento” conducido por Gustavo López. “Hay movimientos en la casa de Diego, hay ambulancias, algo pasa...adelante Martín Arévalo” dice el conductor a su interlocutor. “No quiero hablar por favor, no quiero hablar, sáquenme del aire por favor...” responde con voz entrecortada el periodista del otro lado de la línea. En el estudio reinó el silencio presagiando lo peor. Segundos después, se escucha a López “Yo no puedo dar una mala noticia, que lo diga la familia”. Estaba todo dicho

 


En minutos la noticia se esparció como reguero de pólvora por la ciudad. El silencio inundó las calles porteñas. El ruido de los autos parecía no escucharse. “¿Es cierto ché?” “No lo puedo creer” “Lo escuché en la tele ¿será verdad?” se preguntaba la gente mirándose unos a otros con incredulidad. Era verdad, la triste verdad. Los titulares de diarios, revistas y televisión de Argentina y del mundo pasaron a cambiar sus portadas por las del astro argentino. Incluidos los medios no deportivos.

 


Diego navegó entre amores y odios con la gente. Por su inclinación política tuvo detractores. Muchas actitudes a nivel personal, no reconociendo hijos y su incontrolable incursión en el mundo de las drogas. Era soberbio y humilde. Era terrenal. Era humano. Tenía errores como todos. Un personaje que siempre vivió al límite. Sin frenos. Pero, como futbolista todos estaban de acuerdo. Todos se rindieron a sus pies. Todos se enamoraron de su genialidad. Me pregunté muchas veces que difícil debió ser estar en el cuerpo de Maradona. Soportar tanta presión no es fácil. Y con el tiempo aprendí a quererlo.

 

Desde niño, Maradona, recibió elogios y casi desconoció la palabra “No”. Era muy difícil manejarlo, salvo su madre a quien adoró y extrañó hasta su muerte. Suficiente una mirada de doña Tota y Diego agachaba la cabeza. Fue un hijo ejemplar. Adoraba a sus padres Tota y Chitoro como fueron conocidos por la familia y los amigos. Sus hijas Dalma y Giannina eran su pasión. Un hombre generoso. Del barro saltó a la cumbre. De la miseria a la opulencia. Se lo vinculó con la “Camorra” italiana. Se codeó con poderosos políticos y se enfrentó a poderosos políticos. Se relacionó con lo más graneado del ambiente artístico. Viajó por el mundo como lo que fue, una estrella. Vivió demasiado rápido, más allá de su edad cronológica. Unos se acercaron a él en forma genuina. Otros para sacarle provecho, “los amigos del campeón”.

Corría el año 2001. Fue un 10 de noviembre. La cancha de Boca fue el lugar elegido para su despedida en el tradicional barrio porteño. Donde algunas calles aún conservan los adoquines típicos de piedra. Un lugar elegido por genoveses llegados de Europa. Y la pintoresca calle “Caminito”, preferida por todo turista que visita Buenos Aires.

 

Miles de personas asistieron al templo boquense para ser testigos de tan significativo homenaje al futbolista más grande que su suelo vio nacer: Diego Armando Maradona. Para millones, el más grande del mundo de todos los tiempos. Para otros no es así. Eterna discusión. Soy de la época de Pelé y mi inclinación es para “O rey”. Pero, no es momento de comparaciones. Cada uno tiene sus preferencias acorde a la época. Otros dirán Alfredo Di Stéfano. En la actualidad Leonel Messi. Hay para todos los gustos. Esta tierra bendita en muchos aspectos, también lo es en tan hermoso deporte. Los potreros argentinos fueron la cuna de Alfredo Di Stéfano, José Manuel Moreno, Ángel Labruna, Reinaldo Martino, Enrique Omar Sívori, Ricardo Bochini, Román Riquelme, Leonel Messi solo por mencionar algunos ilustres, que brillaron con luz propia en el mundo del fútbol.

 

En las imágenes de esta nota: El Rey Pelé en la conferencia en el Hotel Hilton.
En la segunda imagen, Roberto "Mano de Piedra" Durán también fue invitado
por Maradona. Y, por último, Jorge Valdano en los pasillos del Hotel Hilton
junto con nuestro corresponsal en Buenos Aires, Américo.

Volvamos a la Bombonera, a aquella tarde de sol donde el 10 decía adiós para siempre como jugador. Tuve la suerte de ser uno de los 60 mil espectadores que concurrieron al recinto azul y oro. En el palco de periodistas al lado de medios deportivos de todo el planeta, cubrí la nota para la revista “Ovación Mundial” de Madrid (España). En la cita futbolera estuvieron figuras de talla mundial. Edson Arantes Do Nacimento “Pelé” y la familia del pibe de oro en un palco especial. En el campo, deleitaron al público los representativos de Argentina y el Equipo de las Estrellas. Figuras en el equipo gaucho como Burgos, Sorín, Ayala, Zanetti, Verón, Aimar, Pochetino y Diego. En Las Estrellas: Higuita, Bermúdez, Matthaus, Riquelme, Solano, Francescoli, Valderrama, Suker, Stoichkov, Cantoná. El resultado 6 a 3 para el equipo argentino, el score fue lo menos importante de esa tarde inolvidable. Se vivió pasión, alegría y afecto. Y quedó impresa para siempre la famosa frase: “Yo me equivoqué y pagué, pero, la pelota no se mancha”. Esperemos que Diego encuentre paz en el cielo.



Con la camiseta azul oro que lo distinguió en el fútbol argentino, la del Boca Juniors



 

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