sábado, 12 de octubre de 2024

COMBATE DE ANGAMOS, SEGÚN PARTES OFICIALES

Combate de Angamos (1)

Vamos a dar varias versiones de lo que fue el Combate de Angamos que tuvo lugar el 8 de octubre, de 1879, en donde Grau, sus heroicos compañeros y el «Huáscar» se cubrieron de gloria.

Parte del Teniente Pedro Gárezon, último comandante del Huáscar, que cayó prisionero de los chilenos.

Comandancia accidental del monitor «Huáscar», a bordo de vapor “Copiapó” Antofagasta, octubre 10 de 1879

Señor

Capitán de Fragata Manuel M. Carvajal. S.C.

Tengo el honor de poner en conocimiento de Usted, los hechos ocurridos a bordo del monitor «Huáscar”, durante el combate que sostuvo con los blindados chilenos «Blanco Encalada», “Cochrane» y goleta «Covadonga», el 8 del actual, frente a Punta Angamos, y después de la lamentable pérdida del Contralmirante don Miguel Grau, de haber Ud. caído herido; y muerto el 2ª Comandante, Capitán de Corbeta Elías Aguirre, el Oficial de Detall don Diego Ferré Teniente 1ª y el de igual clase don Melitón Rodríguez.

En este momento el «Huáscar» se encontraba sin gobierno por tercera vez, pues las bombas enemigas penetrando por la bovedilla, habían roto los aparejos y cáncamos de la caña, lo mismo que los guardines de combate y los varones de cadena del timón. Estas bombas al estallar, ocasionaron por tres veces, incendios en las cámaras del comandante y oficiales, destruyéndolas completamente. Otra bomba había penetrado en la sección de la máquina, por los camarotes de los maquinistas, produciendo un nuevo incendio y arrojando los mamparos sobre los caballos, que pudieron continuar en movimiento por haberse aclarado, con la debida actividad, los destrozos que cayeron sobre ellos. También tuvimos otros dos incendios, uno bajo la torre del comandante y otro en el sollado de proa.

En este estado se me dio parte de que una bomba había roto la driza de nuestro pabellón, pasé entonces a popa y ayudado por el artillero de preferencia Julio Pablo, la icé personalmente, entre las vivas entusiastas de la gente.

Los blindados hacían entonces fuego nutrido de artillería y ametralladora, el uno a veinte metros de distancia por la aleta de estribor, el otro por la cuadra de babor, y la «Covadonga» por la popa, más o menos a igual distancia.

La torre se encontraba ya completamente inutilizada por las bombas Palliser, que atravesaron su blindaje; sacaron fuera de combate al cañón de la derecha, destruyendo uno de los muñones, e inutilizando el compresor. Un casco de bomba penetró en las ruedas y plancha de la torre, destrozando dos cigüeñas y dejándola completamente sin movimiento, otras dos bombas penetraron por las portas, y dieron muerte a todos los sirvientes de los cañones, quedando sólo el marinero Manuel Proaño que acababa de reemplazar a los sirvientes puestos fuera de combate, por los proyectiles recibidos anteriormente.

En este estado, y siendo de todo punto imposible ofender al enemigo, resolví de acuerdo con los tres oficiales de guerra que quedaban en combate, sumergir el buque antes de que fuera presa del enemigo; y con tal intento mandé al alférez de fragata Ricardo Herrera, para que en persona comunicara al primer maquinista, la orden de abrir las válvulas, lo cual fue ejecutado en el acto, habiendo sido para ello indispensable parar la máquina, según informe que acompaño de dicho maquinista. Eran las 11 y diez minutos a.m. cuando se suspendieron los fuegos del enemigo.

El buque empezaba ya a hundirse por la popa y habríamos conseguido su completa sumersión, si la circunstancia de haber detenido el movimiento de la máquina no hubiera dado lugar a que llegaran al costado, las embarcaciones arriadas por los buques enemigos, a cuya tripulación no nos fue posible rechazar por haber sido inutilizadas todas las armas que teníamos disponibles. Una vez a bordo, los oficiales que la conducían, obligaron a los maquinistas revólver en mano, a cerrar las válvulas cuando ya teníamos cuatro pies de agua en la setina y esperábamos hundirnos de un momento al otro, luego procedieron activamente a apagar los varios incendios que aún continuaban, y nos obligaron a pasar a bordo de los blindados, junto con los heridos.

El número de proyectiles que ha recibido el buque no se pueden precisar, pero apenas ha habido sección que no haya sido destruida, haciendo imposible un examen detenido, por la conglomeración de destrozos, y el poco tiempo que hemos podido disponer para ello.

Antes de concluir, creo de mi deber, manifestar que todos los oficiales y tripulantes del buque, se han distinguido por su entusiasmo, valor y serenidad en el cumplimiento de sus deberes

Debo igualmente manifestar que cuando los oficiales y tripulantes de los botes subieron a la cubierta del buque, encontraron el pico caído por haberse roto la driza de cadena que lo sostenía, de manera que el pabellón pendía de él y que había sido izado por segunda vez, se encontraba en la cubierta, cuya circunstancia hice notar al teniente 1ª Señor Toro del «Cochrane» y a otros oficiales cuyos nombres no recuerdo.

Todo lo que tengo el honor de poner en conocimiento de Ustedes para los fines a que haya lugar. Dios guarde a Ud. señor comandante.

Pedro Gárezon

Este parte fue elaborado el 10 de octubre a bordo del “Copiapó, al ancla en Antofagasta donde estaba detenido Gárezon, el mismo que fue enviado al campamento de prisioneros de San Bernardo, el día 16.

Gárezon dice en su parte, que estaba acompañando el Parte del 1er. Maquinista que era el Ingeniero inglés Samuel Mc Mahon. Dicho parte dice lo siguiente:

A bordo del vapor “Copiapó”, al ancla, Antofagasta, octubre 10 de 1879. Señor .-

Comandante accidental del monitor «Huáscar», S.C.

En cumplimiento de mi deber tengo el honor de comunicar a Ud. todo lo ocurrido en el departamento de la máquina durante el combate con los blindados chilenos y la goleta «Covadonga», el 8 del presente.

A las 4 a.m. recibí orden de ir a toda máquina, porque algunos humos estaban a la vista, aumenté el andar a sesenta revoluciones, teniendo de veinticinco a veintiséis libras de vapor. A las 5 y 40 a.m. recibí orden del Contralmirante Grau, para disminuir el andar, desde esta hora hasta cerca de las 8 a.m., la máquina iba de cincuenta y dos a cincuenta revoluciones por minuto. El blindado «Cochrane» y dos buques más, se avistaron por el Norte cerca de las 7 y 30 a.m., pero a distancia que sólo se veían los humos y no muy claros, por eso el señor Contralmirante Grau, creyendo sin duda pasar claro sin aumentar el andar, no me dio orden para ello.

A las 8 y 30 a.m. me llamó el señor Contralmirante y me ordenó que hiciera tres o cuatro revoluciones más; después de dar las órdenes necesarias subí a la cubierta para ver la posición de los buques enemigos, y vi en efecto que el blindado «Cochrane» nos ganaba notablemente. Volví a la máquina y di órdenes Para hacer todo el vapor posible teniendo ya bien seguras todas las válvulas de seguridad para dar la mayor presión y entonces tuvimos de veinticinco a treinta libras de vapor, lo que con 26 a 27 pulgadas de vacío daba a la máquina de sesenta a sesenta y tres revoluciones, en este estado si el buque no hubiera estado con sus fondos sucios, hubiera andado doce o más millas en lugar de once que en mi concepto es lo que más ha andado el buque.

La primera bomba que tuvo efecto en el departamento de la máquina fue por el costado de babor de mi camarote, rompiendo la lumbrera y echándola encima de los caballos; (H-P-) así como también una porción de tornillos y pernos del blindaje, produciendo un incendio en dicho lugar.

La segunda se llevó el cubichete de la máquina, arrojando encima de los caballos una lluvia de trozos de madera.

La tercera vino de popa por la cámara de oficiales trayendo una gran cantidad de astillas y mamparos rotos de la máquina.

La cuarta vino por el costado de estribor al centro del departamento reventando dentro, rompiendo los camarotes de dicho lado y destruyendo todo el departamento; esta bomba dejó algunos muertos e hirió a otros, entre los cuales se encontraba el doctor Távara y el señor John Griffith, capitán de la presa “Coquimbo”, en este momento la máquina estaba completamente cubierta por trozos de madera, fierros y camas, gracias a la Providencia, no hubo ninguna avería en la máquina, Durante este tiempo todo el departamento estaba lleno de humo, procedente del incendio ocasionado por las bombas.

En la sala de fuegos no hubo material avería, pero por el número de bombas que habían reventado en el interior de la chimenea, estaba llena de humo y de hollín haciendo imposible ver los indicadores de vapor y de agua de las calderas.

Como las cámaras estaban demolidas, fue necesario mandar abajo a los heridos, la mayor parte de ellos fueron puestos en la carbonera de proa, el capitán de fragata Carvajal, fue conducido con dos o más al peñol de la máquina.

Contralmirante Don Miguel Grau Seminario
(Muñiz, Museo Naval del Callao)

En este estado, y viendo los oficiales que era imposible la salvación del buque, recibí orden personal y privada del alférez de fragata don Ricardo Herrera para abrir las válvulas y echar el buque a pique, cuya orden ejecuté en el acto con toda la actividad y deseo posibles, sacando los heridos de abajo, y después de esto tuve que parar la máquina para sacar las puertas de las condensadoras, pero no tuve tiempo suficiente para concluir de sacarlas, pues fuimos abordados y tomados prisioneros; en este momento el buque tenía tres o cuatro pies de agua en la setina inferior, y en pocos momentos iba a empezar a entrar el agua por los agujeros hechos por las bombas enemigas y el buque se hubiera ido violentamente a pique.

Yo y el segundo ingenieros, fuimos amenazados con revólveres al pecho, diciéndonos que moviésemos la máquina y sacásemos el agua. Nosotros rehusamos hacerlo por ser prisioneros de guerra, pero nos dijeron que los ingenieros del «Rímac» habían sido forzados a entrar a la máquina bien, y nosotros teníamos que hacerlo, por pena de morir. No concluiré sin manifestarle que he tenido gran placer al ver el entusiasmo, valor y disciplina  de  mi  gente. Todos han cumplido  con su deber hasta  el  último momento, particularmente el segundo ingeniero Thomas Hughs a quien había encargado todo el cuidado de las máquinas y de la gente de la parte de abajo, y no subió hasta que el agua estaba cerca de las hornillas. Es cuanto en verdad y justicia puedo decir para los fines consiguientes.

Dios guarde a Ud.

Samuel Mc Mahon, primer ingeniero.

Parte del Capitán de Fragata Manuel Carvajal, desde San Bernardo, en Chile lugar donde estaba prisionero, que enviaba al Contralmirante Lizardo Montero, jefe de la plaza de Arica.

San Bernardo octubre 16 de 1879.

Señor Contralmirante, Comandante General de las baterías y fuerzas de la plaza de Arica. S.C.G.

El 30 del mes pasado, a las 4 .50 a.m. zarpamos de ese puerto en el monitor “Huáscar”, con transporte “Rímac” convoyando, hasta el de Iquique al transporte “Rímac” que conducía la división al mando del señor general Bustamante.

Encontramos durante el trayecto al vapor de la carrera, frente al puerto de Mejillones y fondeamos en Iquique a las 4 y 20 p.m. Inmediatamente se procedió al desembarque de la división y terminado éste, zarpamos a las 4 a.m. del 1ª del corriente en compañía del “Rímac” y de la “Unión” que había entrado al puerto en la tarde del día anterior. Una hora después de acompañar al “Rímac” en su viaje al Norte, el “Huáscar” y la “La Unión” hicieron rumbo al O y después de separarnos algunas millas de la costa, se dirigieron al sur.

El 4 del presente a las 9 a.m. avistamos un vapor que navegaba por el N próximo a la costa. Fuimos a su reconocimiento y resultó ser el “Chala” de la compañía inglesa.

Terminado el reconocimiento hicimos rumbo a Sarco y llegamos a éste a las 10 y 30.m. En dicha caleta se encontraba fondeado el bergatín-goleta “Coquimbo” con pabellón inglés, pero registrados sus papeles se vino en conocimiento, de que anteriormente al estado actual de la guerra, este buque enarbolaba la bandera chilena y había obtenido del Cónsul británico en Coquimbo, con fecha posterior a la declaratoria de guerra, el certificado provisional de registro, para enarbolar el pabellón inglés.

Por estos motivos y continuando el buque en el ejercicio del mismo tráfico que había tenido antes del cambio de pabellón, fue remitido al Callao a cargo del teniente Graduado Arnaldo Larrea, con dos aspirantes y siete individuos de tripulación, a fin de que en ese puerto, se le someta al juicio de presa respectivo. El capitán del buque y cuatro individuos de tripulación, fueron trasladados al “Huáscar” por vía de precaución. A las 3 y 30 p.m. dejando el bergatín a la vela con rumbo a su destino, continuamos para el sur.

El 5 del presente a la 1 y 50 a.m. estuvimos en el fondeadero del puerto de Coquimbo y permanecimos en él una hora, sin que nuestra presencia fuese descubierta. Se hallaban allí fondeados la fragata de guerra norteamericana “Pensacola” y la corbeta de S.M.B. “Thetis”. Después de este reconocimiento, salimos del puerto y nos dirigimos al sur, haciendo rumbo a Tongoy, donde encontramos y reconocimos al vapor “Cotopaxi” de la Compañía Inglesa, que pocos momentos después se dirigió al sur. A las 12 y 30 p.m. avistamos un vapor que atravesaba por la boca del puerto indicado y salimos en su demanda.

A la 1 y 30 p.m. nos comunicamos con él, y resultó ser el vapor “Ilo” de carrera que se dirigía al Norte.

Después de este reconocimiento permanecimos aguantados frente la punta de Coquimbo, con el objeto de hacer algunas recuperaciones en la máquina del Huáscar y terminada dicha operación a las 3 p.m navegamos algunas millas hacia el NO para separarnos de la costa, y en seguida hicimos rumbo al N.

A las 9 a.m. del 7 detuvimos otra vez nuestra marcha para hacer nuevas reparaciones en la máquina del “Huáscar” y tomamos 300 sacos de carbón de la “Unión”, pues estábamos escasos de combustible. Concluido el transbordo a la 1.5 p.m. continuamos nuestra derrota al Norte.

A las 10 p.m. del mismo día se avistó una luz por la proa, nos aproximamos a ella y teniéndola al costado, media hora después, pudimos reconocer que era un vapor de la carrera que se dirigía al sur.

A las 12 h. del 8 del que rige, divisamos las luces del puerto de Antofagasta e hicimos rumbo sobre ellas.

A la  1.a.m. arribamos al  fondeadero  y después de reconocerlo  durante  una  hora, salimos de la bahía a reunirnos con La “Unión” que había quedado en la boca del puerto, lo que conseguimos a las 3.15 a m. y nos poníamos rumbo para el norte, cuando avistamos por la proa tres humos, nos acercamos lentamente a ellos para reconocerlos y comprendido que eran buques enemigos entre los cuales se cambiaban señales, hicimos rumbo al S.O. para separarnos de la costa y de la dirección de ellos.

Al amanecer pudimos reconocer perfectamente al “Blanco Encalada”, la “Covadonga” y el Matías Causiño, del primero de los cuales nos separaba una distancia como de seis millas. El “Blanco Encalada” y la “Covadonga” nos siguieron en caza, habiéndose dirigido el Matías Causiño para Antofagasta. Puestas las máquinas a toda fuerza, el “Huáscar” con un andar de 10 ¾ millas logró pronto hacer proa sucesivamente al O.y al N. quedando con su derrota libre hacia este lado, pero siempre perseguido por los buques mencionados.

Así continuábamos, cuando a las 7 h. 15 a.m. avistamos por el N-O. a tres humos que pocos minutos después pudimos reconocer entre ellos al “Cochrane”, la O’Higgins y el “Loa”, que hacían rumbo a cortar nuestra proa. Se mandó entonces forzar la máquina para evitarlo, ganando camino hacia el N. Antes de ser cortados. La “Unión” que venía por nuestra cuadra de babor pasó a la de estribor y merced a su andar avanzó al norte.

No sucedió así con el “Huáscar”, a pesar de los esfuerzos que se hicieron con tal objeto, de suerte que a las 9 h. 40 m. siendo inevitable el encuentro, afianzamos nuestro pabellón, disparando los cañones de la torre sobre el “Cochrane” a 1.000 metros de distancia. El “Blanco Encalada” y la “Covadonga” venían a seis millas por nuestra popa; la O’Higgins y el “Loa” se dirigieron a cortar el paso a La “Unión”. El “Cochrane” no contestó inmediatamente a nuestros disparos sino que estrechó la distancia merced a que traía mayor andar que nosotros, de manera que sólo cuando estuvo a 200 metros por babor hizo sus primeros disparos. Uno de ellos perforó el blindaje del casco de la sección de la torre a un pie sobre la línea de agua y el proyectil estalló dentro de la sección sacando a doce hombres de combate; otro de ellos cortó el guardín de babor de la rueda de combate y nos obligó a gobernar con aparejos.

Como diez minutos después de haber sufrido esta avería, sufrimos otra de mayor consideración, un proyectil chocó en la torre del comandante, la perforó y estallando dentro hizo volar al Contralmirante Señor Grau, que tenía el mando del buque y dejó moribundo al Teniente 1ª Diego Ferré que le servía de ayudante. Entonces tomó el mando del buque, el 2ª Comandante Capitán de Corbeta don Elías Aguirre y bajo sus órdenes se continuó el combate, cada vez más tenaz y sostenido.

Las dificultades de gobierno, no permitían al “Huáscar” mantener una dirección constante, de manera de manera que solo aprovechaba parte del andar que le producía la máquina; esto fue causa de que el Blanco y la “Covadonga”, llegasen a estrechar su distancia hasta ponerse a 200 metros por la aleta de estribor. En esta situación no contando ya el “Huáscar” con la ventaja de su andar y encerrado entre los blindados, a la par que dirigió sus fuegos sobre el Blanco, viró para embestirle con el espolón, ataque que fue prontamente evadido y que dejaba al buque a merced de las buenas punterías de los blindados y aun de la “Covadonga”.

En esta circunstancia, el que suscribe que se encontraba al costado del cañón derecho de la torre, fue herido por los destellos de una bomba que penetró en la torre y estalló dentro de ella, imposibilitado para continuar apreciando por sí mismo las demás circunstancias del  combate, fue conducido  (Carbajal) a  la  sección de la  máquina, donde se le prodigaron las atenciones que su estado exigía.

El parte adjunto del Teniente 1ª Pedro Gárezon en quien recayó por ordenanza el mando del buque a consecuencia de la muerte del 2ª comandante Aguirre y del estado en que se encontraba el que suscribe, dará a Ud. los detalles de la manera como llegó a su fin, este reñido y desigual combate.

El “Huáscar” cayó en poder del enemigo, cuando no le fue posible ya continuar su resistencia, inutilizados sus cañones, roto el timón y diezmada su tripulación. Pero como último recurso se abrieron las válvulas, para sumergir al buque y se hubiera conseguido este resultado si al llegar al costado del Huáscar las embarcaciones del enemigo, hubiera sido posible resistirlas de algún modo.

No siendo esto así, sus tripulantes (los chilenos) tomaron posesión del buque, detuvieron su sumersión cuando ya tenía cuatro pies de agua en sus fondos; extinguieron algunos incendios que aún se conservaban a proa y popa del buque y finalmente lo condujeron a Mejillones, no sin algunas dificultades, favorecidos por la tranquilidad en que se encontraba el mar. Todos los tripulantes que, heridos en su mayor parte, sobrevivían fueron tomados prisioneros y transbordados a los blindados donde se les prodigó la más exquisita consideración y asistencia.

Antes de terminar, séame permitido expresar a Ud. el profundo sentimiento que me ha causado a los oficiales y demás tripulantes del monitor “Huáscar”, la irreparable muerte del valiente Contralmirante don Miguel Grau y de sus dignos subordinados, el Capitán de Corbeta Elías Aguirre y los Tenientes 1ª don Diego Ferré y don Melitón Rodríguez, a quienes he tenido ocasión de ver desaparecer, cumpliendo hasta el último con su deber y recomendar así mismo a la consideración de Ud. el valor, entusiasmo y serenidad que durante este desigual combate ha distinguido a los oficiales y demás tripulantes del “Huáscar”. Adjuntas encontrará Ud. las listas de los presentes a bordo durante el combate, igualmente que la de los muertos y heridos.

En el puerto de Mejillones quedaban el Teniente 2ª don Enrique Palacios, el cirujano mayor doctor don Santiago Távara y varios de los tripulantes que por el estado de sus heridas, no ha sido posible trasladarlos a este lugar. Los demás heridos se encuentran en Valparaíso, en Santiago y en esta población conforme al estado de su gravedad.

Todo lo que tengo el honor en dar conocimiento de Ud. a fin de que por su digno órgano, llegue el Excelentísimo Señor General Supremo Director de la Guerra. Dios guarde a Ud. S.S.C.G.- Manuel Melitón Carvajal.

Combate de Angamos (2)



Tomado del apartado 6, del capítulo X del libro ‘Grau, El Peruano del Milenio’, del escritor sullanense Luís Humberto Delgado

lunes, 7 de octubre de 2024

COMBATE NAVAL DE ANGAMOS

E

l combate naval de Angamos fue un enfrentamiento de la campaña naval de la Guerra del Pacífico en la que fue capturado el monitor blindado Huáscar por el núcleo de la escuadra chilena mediante una maniobra envolvente.

Combate naval de Angamos - Óleo de Thomas Somerscales

Si bien en los hechos estuvieron presentes los buques peruanos Huáscar y Unión, y los chilenos Lord Cochrane, Blanco Encalada, O'Higgins, Loa, Covadonga y Matías Cousiño, en las acciones concretas el Huáscar se enfrentó a dos buques chilenos: en un comienzo al Cochrane, y luego entraría en la acción el Blanco Encalada con lo que la lucha finalmente terminaría. La Covadonga que estaba cerca del Blanco Encalada no tuvo fortaleza significativa al atacar al Huáscar, mientras que la O'Higgins y el Loa se limitaron a perseguir a la Unión, a la que no lograron capturar debido a su superior velocidad. El Matías Cousiño al ser solo un buque que abastecía con carbón (desarmado) a la naves chilenas no participó en la acción.

Este combate naval fue un punto decisivo en la guerra naval que favoreció a Chile ya que puso fin a las correrías del buque peruano, que hasta ese momento había sabido evitar a sus buques capitales gracias a su mayor andar y entorpecer sus líneas de abastecimiento marítimo para dificultar las acciones terrestres. También aumentó el poder naval chileno con esta nueva unidad capturada, y principalmente, le dio a Chile el control definitivo del mar para poder proyectar en forma adecuada sus fuerzas militares en territorio peruano.

Antecedentes

Los objetivos navales de la campaña eran para ambas partes los mismos: transportar, defender y abastecer sus fuerzas terrestres e impedir los desembarcos y abastecimientos enemigos en el desierto de Atacama y, también, impedir los abastecimientos de armas por mar desde el exterior, principalmente Europa y los Estados Unidos. Perú y Chile tenían además, que defender los respectivos puertos de exportación de salitre y guano, ya que desde la ocupación de Antofagasta, este puerto era controlado por Chile.

Como veremos más adelante, Bolivia no participó en el combate naval, por lo que las fuerzas enfrentadas eran solamente las Armadas de Perú y Chile.

Naves de guerra

No era posible en el siglo XIX diferenciar estrictamente entre una nave de guerra y una mercante, ya que los cañones eran relativamente fácil de montar o desmontar. Igualmente las características técnicas de las naves beligerantes fueron cambiando durante la guerra, por lo que no es posible dar valores definitivos. Es decir, cada lista o los criterios de selección, pueden ser considerados arbitrarios. El historiador estadounidense William Sater, en su obra Andean Tragedy, edición de 2007, presenta en la tabla 6 una comparación entre los buques de guerra chilenos y peruanos. Este autor divide las naves en "blindados" (Ironclads), "barcos de madera" (Wooden vessels) y "torpederas" (Torpedo boats).

La caza del Huáscar

El monitor peruano Huáscar se encontraba en su 4.ª expedición sobre las costas chilenas junto con la corbeta Unión, en un convoy al mando del contraalmirante Miguel Grau Seminario. Ambos buques fueron vistos al sur de Huasco el 4 de octubre en la mañana y la noticia llegó a Antofagasta y a Santiago de Chile por telégrafo. El 6 de octubre, la red telegráfica chilena informó que los buques peruanos estaban en Chañaral y navegaban al norte. Los buques peruanos avistaron luces en la noche del 7 de octubre en Antofagasta y el Huáscar ingresó al puerto a la 01:00, pero al no encontrar ningún buque chileno, se retiró a las 02:00 y se reunió con la Unión en Punta Tetas,2:496 al norte de Antofagasta, a las 03:15.

El 20 de septiembre había zarpado desde Valparaíso un convoy de tropas de 2.740 hombres en los transportes Matías Cousiño, Toltén, Huanay, Paquete de Maule, Santa Lucía y Limarí, escoltado por el blindado Cochrane, la corbeta O'Higgins y los transportes artillados Amazonas y Loa. Todos estos buques habían sido reparados recientemente. El convoy arribó a Antofagasta el 25 y desembarcó a partir del 26, mientras ese día llegó el Cochrane a Mejillones para proteger al blindado Blanco Encalada, que estaba en mantenimiento en ese puerto, a diferencia de los demás buques chilenos que lo hicieron en Valparaíso. En el Amazonas viajaba el capitán de navío Galvarino Riveros Cárdenas, recién nombrado comandante en jefe de la escuadra de Chile. El comandante Riveros había recibido instrucciones del gobierno el 17 de septiembre, firmadas por el ministro del interior Domingo Santa María, sobre incursionar de inmediato a Arica en un período de doce días, y apoyar, luego, la invasión del territorio peruano.

En la noche del 26 de septiembre hubo una Junta de Guerra en Antofagasta presidida por Rafael Sotomayor, ministro de guerra y marina en campaña. En la junta se concluyó que era posible efectuar una expedición del ejército en territorio peruano con toda la escuadra escoltando el convoy. Se formaron dos divisiones: la 1.ª División, al mando del propio Riveros y conformada por los buques Blanco Encalada, Covadonga y Matías Cousiño; y la 2.ª División, al mando del capitán de fragata Juan José Latorre Benavente, conformada por el Cochrane, el O'Higgins y el Loa. Latorre había sido nombrado, días atrás, comandante del Cochrane y su división estaba conformada por los buques más rápidos.

El 28 de septiembre, el comandante Riveros asumió el mando del Blanco Encalada, al mismo tiempo que renunciaba el capitán de navío Juan Esteban López, su comandante desde antes de la guerra. Ese mismo día, zarpaba de Mejillones el transporte artillado Amazonas, al mando del capitán de fragata Manuel Thomson, para ir a Panamá a dar caza al transporte peruano Oroya, del que se sabía navegaba a Panamá a recoger un cargamento de armas, razón por la cual el capitán Thomson no estuvo en la caza del Huáscar. La noticia recibida el 30, era que sólo el Huáscar estaba en Arica.

El miércoles 1 de octubre, la escuadra Chilena se reunió en Mejillones y el comandante Riveros realizó un Consejo de Guerra, en donde se acordó que la escuadra zarparía el 2 de octubre a las 1:20, navegaría lejos de la costa y se situaría a 50 millas de Arica.[cita requerida] En este punto, se prepararían las lanchas a vapor de los blindados, armadas con torpedos de botalón y la escuadra navegaría detrás de ellos hasta llegar a 6 millas del puerto, mientras las lanchas intentarían torpedear, protegidas por la noche, a los buques peruanos. Si el ataque tuviera éxito, la escuadra atacaría los buques que quedasen y las baterías de tierra. Si el ataque fracasara, los blindados atacarían al Huáscar o cualquier otro buque de guerra y el resto, atacaría las baterías. Si no hubiera ningún buque, se debería mandar a la 2.ª División junto con el Matías Cousiño a recorrer los puertos peruanos hasta el Callao a buscar al Huáscar, mientras el Blanco Encalada y la Covadonga regresarían a Antofagasta.

La escuadra zarpó el 2 de octubre como estaba acordado. El 3 se les unió el Loa, que trajo la noticia desde Tocopilla de que el Huáscar y la Unión habían salido de Arica llevando tropas a Iquique y luego, supuestamente al sur, pero Riveros decidió seguir con su plan. Se planeó que las lanchas atacaran la madrugada del 4, pero un accidente en la maniobra del Blanco Encalada, retardó el ataque un día. A las 15:30 del día 4 se inicia la aproximación a Arica, con el Loa remolcando a las lanchas para el ataque, planeado a las 02:00 del día 5, pero se largó a las lanchas a las 03:00 y se calculó mal la distancia; las lanchas no llegaron y Riveros ordenó el regreso de las lanchas a las 05:00. Se reconoció el puerto y de unos pescadores se obtuvo la noticia de que el Huáscar y la Unión estaban en el sur. A las 08:00 se realizó un nuevo Consejo de Guerra a bordo del Blanco, determinándose que la 2.ª División navegase directo a Mejillones, fuera de la costa y con escala en Tocopilla, mientras la 1.ª División debía regresar a Arica a las 18 horas e intentar torpedear a la cañonera Pilcomayo.

A las 09:30 del 5 de octubre, zarpó de Arica la cañonera peruana Pilcomayo por órdenes del presidente Mariano Ignacio Prado para reconocer a la escuadra chilena, lo que realizó a las 10 horas. A las 09:50, se separó del convoy chileno la cañonera Covadonga y luego la corbeta O'Higgins. Se desató un combate entre la Pilcomayo y la O'Higgins a 6 millas de Arica, entre las 10:30 y las 11:30, en el cual la Pilcomayo disparó 21 tiros y la O'Higgins respondió con 16 tiros. Riveros desistió de intentar torpedear a la Pilcomayo por la poca confianza en el poder efectivo de los torpedos de botalón y su división viajó directo a Mejillones.

En la noche del 6 de octubre, arribó a Mejillones la 2.ª División de Latorre, y a las 09:40 del día 7, arribó la 1.ª División de Riveros. Ahí se estableció un plan en el cual la 1.ª División debía recorrer la costa y la 2.ª División debía andar detrás de ella y a 20 millas de la costa. A las 19:00 del día 7, el ministro Sotomayor mandó un telegrama a Latorre, pues pensaba que Riveros ya estaba navegando a Antofagasta, de cruzar frente a Mejillones a distancia de 50 millas de la costa y dirigirse en seguida a cruzar entre Iquique y Arica. Se reunió un consejo y Riveros ordenó a Latorre reducir la distancia de 20 a 15 millas. Después de la reunión, la 1.ª División zarpó de Mejillones a las 10:00 con la misión de patrullar la ensenada de Antofagasta y se entabló una conversación telegráfica entre Sotomayor y Latorre, decidiéndose que la 2.ª División no se alejara más de 20 millas de Mejillones y que después se establecería en cabo Paquica, 10 millas al norte de Tocopilla, a esperar el paso de los buques peruanos hasta la noche del 10, tras lo cual viajaría al norte, llegando a Iquique el amanecer del 11 y el 12 en Arica, mientras el Blanco Encalada debía continuar viaje a Valparaíso.

Se tenía la seguridad de que la 1.ª División naval perseguiría los buques peruanos que se dirigían al norte y serían interceptados por la 2.ª División naval.

Fuerzas presentes

El resultado de la batalla fue determinado principalmente por la habilidad de los comandantes [cita requerida], la pericia de sus tripulaciones pero también las características técnicas de las naves enfrentadas. Las fragatas blindadas chilenas Cochrane y Blanco Encalada eran más modernas y tenían un blindaje de dos veces el espesor de la coraza del Huáscar. Aunque el calibre de los cañones chilenos de 9 pulgadas (250 libras) era menor al de los peruanos de 10 pulgadas (300 libras), también contaban con mayor número de cañones (12 versus 2), además de los proyectiles Palliser con alta capacidad de perforación de blindaje. El monitor peruano, sólo contaba con los ordinarios proyectiles ojivales que no lograron dañar significantemente a las fragatas blindadas.

Las posibilidades del monitor estaban basadas en su posible mayor velocidad que le había permitido realizar sus correrías, pero tras los carenados y reparaciones a las calderas hechas en las fragatas chilenas, la fragata Cochrane podía igualar o sobrepasar al Huáscar. La fragata Blanco Encalada con sus 9 nudos no hubiese tenido éxito persiguiendo al escurridizo monitor.

Otra opción de Grau era por lo menos dañar una de las fragatas con su espolón, lo que intentó, pero el golpe fue anticipado por los chilenos y significó solo una pérdida de velocidad para Grau.

Fuerzas enfrentadas en el combate naval de Angamos

La oportuna retirada de la Unión estaba dictada por las leyes de la razón, no hubiese logrado vencer a las cinco naves chilenas y su pérdida hubiese dejado al Perú solo como espectador en la posterior campaña naval.

El Huáscar y la Unión en la Red

Croquis de los movimientos
previos al combate

Al amanecer del miércoles 8 de octubre, las naves de guerra peruanas navegaban con rumbo norte. A las 03:30, se avistan mutuamente en rumbos opuestos, los buques peruanos Huáscar y Unión, al mando del contralmirante Grau, con la 1.ª División naval chilena (Blanco Encalada, Covadonga y Matías Cousiño), al mando del comandante Riveros, que trataban de cerrarles el paso al norte. Identificados los humos por los vigías del Huáscar, Grau ordenó las maniobras evasivas, poniendo proa al oeste y luego, ordenó sucesivamente poner proa al sudoeste y al norte. La Unión botaba, a propósito, gran cantidad de humo, por lo que el Blanco comandada por Riveros y la Covadonga por el capitán Manuel Jesús Orella empezaron a seguirlo, dando tiempo al Huáscar de desplazarse al norte. Recién a las 05:40, Grau identificó a los buques que lo perseguían: el blindado Blanco Encalada, la goleta Covadonga y el carbonero Matías Cousiño y al notar que la distancia, que era de 6 millas, se mantenía o aumentaba, ordenó reducir la velocidad a unos 9 nudos mientras la división de Riveros navegaba entre 7,5 y 9 nudos.

A las 07:15, los buques peruanos divisaron otros tres humos hacia el noroeste, en la misma dirección hacia donde navegaba la formación peruana: era la 2.ª División naval chilena, a una distancia de 22 millas, conformada por el blindado Cochrane, la corbeta O'Higgins y el transporte artillado Loa. Grau ordenó, a las 08:30, aumentar la velocidad, llegando a 10,75 nudos y poner proa al noreste, pero el Cochrane llegó a 12 nudos. Los buques peruanos tenían el paso al este cerrado por la costa, el noroeste, por la División Latorre y al sur por la División Riveros, no quedándoles otra opción que forzar rumbo al norte. Debido a esto, el capitán Aurelio García y García comprendiendo que la única posibilidad de escape estaba del lado de su buque, mucho más rápido, y teniendo en cuenta las instrucciones de guerra establecidas para tales circunstancias,3 forzó el andar de la Unión alejándose del Huáscar en su huida y observando como este buque se enfrentaba en un comienzo al Cochrane.

Ante el escape de la Unión, Latorre por medio de señales ordenó que los buques chilenos O'Higgins y Loa iniciarán su persecución, dada la baja velocidad del O'Higgins este se fue quedando atrás, ordenando al Loa seguír a la corbeta. Este, el Loa, logró en cuatro ocasiones ponerse al costado de la Unión4 y rompiendo fuego sobre esta con la esperanza de que se detuviera a responder y así darle la oportunidad de acortar distancia a la O'Higgins,5 más dada la amplia distancia que separaba a estos dos buques de la O'Higgins, el comandante del Loa, Javier Molina, suspendió la persecución hasta esperar las indicaciones de Jorge Montt, comandante de la corbeta chilena,6 quien a las 19:00 desestimaría la persecución al ver que la distancia que les llevaba la Unión no lograrían acortarla7 permitiéndole así huir a la Unión gracias a su mayor velocidad. La Unión finalmente fondearía en Arica en la madrugada del 9 de octubre.

Desarrollo del combate

Primeros momentos del combate
el Huáscar ataca a la escuadra chi-
lena. Le Monde Illustre (1880)
A las 09:40,8 el monitor Huáscar abrió fuego disparando una andanada de su artillería principal contra el Cochrane a una distancia de 200 metros. La andanada no fue contestada por el Cochrane, que continuó acercándose, al igual que el Blanco Encalada y la Covadonga. Un tiro de la siguiente andanada del Huáscar rebota en el mar e impacta en la amura de estribor del Cochrane, por encima de la faja blindada, penetrando en la cocina, causando destrozos, cayendo finalmente sobre la cubierta sin estallar. A las 09:48, a una distancia de 200 metros, el Cochrane abre fuegos con sus cañones de proa y centro de estribor. Uno de estos disparos impactó en el castillo de proa del Huáscar arrojando el mascarón de proa al mar. Otro tiro del Huáscar impactó en la batería de estribor del Cochrane con ángulo de 30° produciendo una abolladura de 3 pulgadas en el blindaje.

Croquis del combate de Angamos

A las 09:50 se producen los tiros más certeros del Cochrane. Una granada perforó el costado de babor, sobre la línea de flotación, explotando y dejando fuera de combate a 12 hombres los cuales operaban los manubrios para ronzar la torre de artillería.9 Otra granada perforó el blindaje sobre la línea de flotación en el mismo costado rompiendo el guardín de babor de la rueda del timón de combate. Sin gobierno, el Huáscar vira a estribor. Después de 5 a 10 minutos, se restablece el gobierno mediante el sistema de emergencia, que estaba en la popa debajo de la cámara del comandante. Una decena de hombres acciona la caña del timón mediante parejos, recibiendo órdenes por mensajeros.

A las 10:00, una granada impactó en la esquina superior derecha de la torre de mando, atravesó su blindaje y explotó, matando al contraalmirante Miguel Grau Seminario y por la onda expansiva, al teniente 1.º Diego Ferré, quien estaba comunicándose con Grau a través del enjaretado en el piso de la torre. Muerto el comandante de la nave peruana, asumió el mando el segundo comandante, el capitán de corbeta Elías Aguirre Romero, que estaba en la torre giratoria de artillería. El Huáscar reasumió rumbo al noreste y el Cochrane se mantuvo por la aleta de babor.

A las 10:10, Latorre observó que el pabellón del Huáscar estaba sobre cubierta y ordenó suspender el fuego, pensando que la nave se rendía.10 Sin embargo, el monitor mantuvo su andar y a los pocos minutos un oficial no identificado la volvió a izar. Posteriormente los oficiales del buque chileno creyeron reconocer al teniente Enrique Palacios el que la volvió a izar, cuando este cayó prisionero, mortalmente herido.

A las 10:15 se reanuda el combate, Latorre ordena abrir fuego. A las 10:22, el Blanco Encalada y la Covadonga habían acortado distancias hasta los 200 m por la aleta de estribor del blindado peruano y abrieron fuego. El Huáscar quedó de esta manera encerrado entre los dos barcos chilenos.

Elías Aguirre dirigió sus fuegos contra el Blanco Encalada e intentó embestirlo con el espolón, pero el blindado chileno esquivó el golpe. En ese momento, una granada disparada por el Blanco Encalada perfora la torre de artillería, por la izquierda de la porta del cañón de la derecha, explotando en el interior y matando a casi todos los sirvientes de las dos piezas de artillería. En esa acción fue herido el capitán de fragata graduado Manuel Melitón Carvajal Ambulodegui, que fue llevado al departamento de máquinas para atenderlo. El cañón derecho quedó inhabilitado porque la explosión averió el compresor11 y la sobremuñera derechos. Se llevó dotaciones de relevo, inexpertas, para continuar el fuego solo con el cañón de 254 mm de estribor.

Una granada disparada por uno de los blindados chilenos atravesó la cámara de oficiales y camarotería (Departamento de cámaras), llegando hasta el Departamento de Máquinas, produciendo grandes destrozos e inhabilitándola como tópico de sangre (léase enfermería).12 Cuando se perdió el control de gobierno, el Huáscar empezó a dar un amplio círculo de giro hacia estribor. Latorre intentó aprovechar esto para espolonear el monitor, pero el Huáscar pasó libre por la proa del Cochrane a las 10:25. El Blanco Encalada también viró a estribor que lo llevó a colocarse en la proyección del círculo de giro del Huáscar y a las 10:29, pasó libre a 23 m por la popa del Huáscar, aprovechando para dispararle una andanada, pero quedando entre el Cochrane y el Huáscar. Esta acción obligó al Cochrane, que estaba a 200 m por la aleta de babor del Huáscar, a girar en redondo a babor para evitar una colisión contra el Blanco Encalada, llegando a distanciarse a 1200 m del Huáscar. El Blanco Encalada también quiso evitar la colisión y giró a estribor.

Elías Aguirre recuperó el gobierno del Huáscar mediante el sistema de emergencia y enrumbó hacia el Cochrane para espolonearlo: Latorre también decide espolonear al Huáscar, pero el blindado peruano cae a babor y su popa pasa a 5 m por la proa del Cochrane a las 10:37. Durante estas acciones, los tiros no cesaron en ambas partes, pero el Huáscar tenía limitada respuesta porque solo le quedaba un cañón en la torre artillera. El continuo intercambio de disparos generó graves daños y bajas a bordo del Huáscar.

A las 10:40, los dos blindados chilenos están por la aleta de babor del Huáscar. Una granada perforó la torre de artillería y explotó hiriendo mortalmente a sus operadores, incluido el comandante Aguirre.13

Muchos tiros perforaron la chimenea, desprendiendo hollín y humo, que entró al departamento de calderas, impidiendo leer los manómetros y niveles de agua. En una de las calderas, el agua bajó mucho de nivel y se quemaron todos sus tubos, produciendo un gran escape de vapor. Paralelamente, los fusileros colocados en las tres cofas de los blindados chilenos, mataron a 3 de los 4 operadores de la Ametralladora Gatling del Huáscar y el último cayó a cubierta. Varias granadas perforaron el blindaje del departamento de máquinas y, al estallar, mataron a varias personas en el pasadizo de máquinas e hiriendo a otras, como al cirujano mayor Santiago Távara y a John Griffiths, comandante del velero chileno apresado Coquimbo.

Herido el capitán de fragata Melitón Carvajal y muerto el teniente primero José Melitón Rodríguez Pérez, el mando del Huáscar recayó en el joven teniente primero Pedro Gárezon Thomas, quien asumió el control de la nave a las 10:48, cuando ésta se encontraba ingobernable y totalmente averiada. Nuevos incendios se desataron a bordo, a proa y en la torre, con una caldera inutilizada, con parte de la tripulación muerta o herida y con solo cuatro oficiales de guerra a bordo, el teniente Gárezon convocó a los tenientes segundos Fermín Díez Canseco y Gervasio Santillana y al alférez de fragata Ricardo Herrera, con quienes decidió hundir la nave antes que entregarla rendida. A las 10:54 el alférez Herrera da la orden1:525a Mac Mahon, antes del combate, había acordado con el contraalmirante Miguel Grau Seminario que el aviso para hundir el buque debía ser con 30 minutos de anticipación, al 1.º maquinista de la nave, Samuel Mac Mahon, de abrir las válvulas para que inundase la sala de máquinas y el resto del buque.14 Mac Mahon evacúa a los heridos del pañol de máquinas, detiene las máquinas y abre las válvulas.

Cañonazos sobre el Huáscar, según el "Boletín de la Guerra del Pacífico".

Cañonazos sobre el Huáscar, según
el Boletín de Guerra del Pacífico

Informes de Oficiales chilenos, participantes del combate, señalan que a las 10:55 parte de la tripulación del Huáscar arria la bandera en muestra de rendición,1516 además de que sobre el puente, del monitor, se veía a varios tripulantes agitando pañuelos blancos.1718 Sin embargo, el informe oficial peruano del tnte.1.º Pedro Gárezon, que quedó finalmente al mando del Huáscar, y el testimonio posterior del historiador Benjamin Vicuña Mackenna, quien fue el encargado de hacer entrega del pabellón peruano capturado al Museo Histórico Nacional, indican la rotura de la driza que sostenía la bandera peruana a consecuencia de un disparo del Cochrane.[3]19 Mientras desde los blindados chilenos se observa que el buque peruano disminuye su avance y no presenta pabellón de combate en su mástil principal, se preparan las embarcaciones para abordarlo y capturarlo; el Cochrane estaba a 15 m por la aleta de estribor y el Blanco por la aleta de babor. Frente a esta situación tripulantes del Huáscar se arrojaron por las bordas de la nave, los que posteriormente serían rescatados por orden del capitán del Blanco Encalada.20 A las 11:08 el Huáscar se detiene y a las 11:10 es abordado por los marinos chilenos,21 la dotación de 24 marinos toman el monitor e inmediatamente conminaron por la fuerza a los maquinistas a cerrar las válvulas.22 En esos momentos, el Huáscar tenía 1,2 m de agua en la sentina. La marinería chilena se empeñó en apagar los múltiples incendios que había a bordo del monitor, mientras que la tripulación peruana era trasbordada a los buques chilenos en calidad de prisioneros de guerra.

En el combate, el Cochrane tuvo 10 heridos, uno de los cuales murió luego. El Huáscar tuvo en el combate 33 muertos, 24 heridos graves, 3 heridos leves y 144 ilesos, todos hechos prisioneros. Después del combate murieron 8 más, entre los que estaba el teniente Palacios. El Cochrane disparó 45 granadas Palliser de 250 libras, 12 granadas de 20 libras, 16 proyectiles de 7 libras, 560 tiros de la Ametralladora Nordenfelt y mil tiros de rifle.

El Blanco Encalada disparó 31 granadas Palliser de 250 libras, 6 granadas de 20 libras, 4 proyectiles de 9 libras,23 2 proyectiles de 7 libras, 350 tiros de Ametralladora Nordenfelt y mil tiros de rifle. La Covadonga, cuando estuvo a tiro de cañón, realizó un disparo casi al término del combate. El Huáscar disparó 40 granadas de 300 libras y unas 6 granadas con sus cañones menores de 12 y 40 libras, además de varios tiros de rifle y de Ametralladora Gatling .44. En el combate, el Huáscar recibió 24 proyectiles, 16 de ellos eran Palliser, que dañaron un cañón de 300 libras, destrozó el cañón de 12 libras e hizo perder el gobierno del buque en 3 ocasiones, entre otros daños. El Cochrane recibió 3 proyectiles Palliser que no le produjeron daños materiales graves.

Epílogo

Tras la captura del Huáscar, el teniente Pedro Gárezon pidió a Simpson, el teniente chileno del Cochrane, poder buscar el cadáver del contraalmirante Grau el cual no había sido encontrado aún. La búsqueda del cadáver de Grau se prolongó hasta las 17:00. El hallazgo lo hizo el propio Gárezon entre los restos destruidos de la torre de mando:

... un trozo de pierna blanca y velluda, solo desde la mitad de la pantorrilla al pie, el que estaba calzado con botín de cuero; y la capellada del botín había desaparecido como si se la hubiese cortado cuidadosamente con una cuchilla muy fina sin dañarse la suela ni las uñas de los dedos, que estaban completamente desnudos.1:545

Una vez controlados los incendios a bordo del Huáscar, Riveros nombra al capitán de corbeta Guillermo Peña comandante accidental del Huáscar al mando del cual llegó a Mejillones, escoltado por el Matías Cousiño y los dos blindados, a las 15:00 del mismo 8 de octubre. Ese mismo día, al iniciarse el combate, se había ordenado al transporte artillado Copiapó, navegar desde Antofagasta hasta Mejillones llevando cirujanos y otros elementos de auxilio. A las 11:15 del día 9 fondearon en Mejillones la O'Higgins y el Loa, luego de su persecución de la Unión que se extendió hasta Huanillos.

La muerte del contraalmirante Grau fue muy sentida en la escuadra chilena, como lo testifica el parte pasado por el comandante Galvarino Riveros:

...La muerte del contraalmirante peruano, don Miguel Grau, ha sido, señor comandante general, muy sentida en esta Escuadra, cuyos jefes y oficiales hacían amplia justicia al patriotismo y al valor de aquel notable marino.'2 :495

Al día siguiente se celebraron las honras fúnebres en homenaje a los muertos del monitor Huáscar, asistiendo el ministro de la guerra Rafael Sotomayor, el general en jefe Erasmo Escala, el jefe de Estado Mayor Emilio Sotomayor, el comandante en jefe de la escuadra Galvarino Riveros Cárdenas, los comandantes de los buques de la escuadra y altas personalidades. Formaron los batallones Chacabuco y Zapadores al mando de sus respectivos comandantes. Las tropas del batallón Chacabuco rindieron los honores de Ordenanza al comandante Grau y a cada uno de los oficiales y tripulantes fallecidos en el combate.24

Al Huáscar se le hicieron reparaciones temporales y el día 10 navegó a Antofagasta. El Huáscar llegó a Valparaíso el 20 de octubre, previa escala en Chañaral, Caldera, Huasco y Coquimbo.

Consecuencias

Sobre la importancia del combate de Angamos en el curso de la guerra, escribe Gonzalo Bulnes:25 :98

"Nunca podré insistir lo bastante en la importancia que tenia el dominio del mar conquistado por nuestros marinos ruda y gloriosamente. La guerra del Pacífico se habia decidido en Angamos."

Técnicas

        La Munición Palliser de 250 libras tuvo efectos devastadores contra el Huáscar. Fue el primer empleo en combate de dichos proyectiles antiblindaje.26

        Informes sobre el combate aparecieron en varias revistas europeas y estadounidenses.27

Políticas

        La batalla fue el golpe serio dado a la armada peruana que era una de las condiciones que se había impuesto el gobierno de Chile en reunión del 19 de abril para endurecer las condiciones de paz, es decir, la anexión de Tarapacá, siendo la segunda el retiro de Bolivia de la alianza.notas 1

        Alejamiento argentino de una entrada a la guerra.30:264

        Debilitamiento político de M. I. Prado en Perú, pero también de H. Daza en Bolivia: "Un soplo de muerte heló los corazones" cita R. Querejazu a Mariano Baptista tras la llegada de la noticia.31 :301

Navales y militares

        La captura del monitor Huáscar, junto con la muerte del comandante Miguel Grau Seminario, le dio a Chile el dominio del mar y la libertad de acción para sus posteriores operaciones terrestres. Las cuales comenzaron por el desembarco y combate de Pisagua, para obligar la retirada del puerto de Iquique y el abandono de la provincia de Tarapacá. Al mismo tiempo, evitó que los aliados pudieran efectuar concentraciones de sus ejércitos en el sur del Perú. Tampoco tendría el Perú la posibilidad de iniciar un ataque terrestre a las fuerzas chilenas en Antofagasta porque no podía abastecerlas por mar.30 :263

        Reducción de la capacidad naval de Perú, aumento de la chilena

Personales

        El 31 de octubre, el gobierno chileno ascendió a Galvarino Riveros a la clase de contraalmirante y a Juan José Latorre a capitán de navío graduado.

        El capitán Aurelio García y García solicitó someterse a investigación por su actuación en Angamos el 14 de octubre de 1879 para dejar claro su honor.32 El 30 de julio de 1880 se promulga la resolución suprema que lo absuelve de toda responsabilidad.

        Pérdida del mejor marino peruano.

Históricas

        En el Perú, por decreto promulgado el 27 de octubre de 1879 se resolvió tributar honras fúnebres de presidente de la república al contraalmirante Miguel Grau y se declaró duelo en todo el país el 29 de octubre. El 28 de octubre se promulgó otra que en uno de sus artículos especifica que el buque más poderoso de la Marina de Guerra del Perú debe llevar el nombre de Almirante Grau. El 8 de octubre se recuerda en el Perú tanto el combate de Angamos de 1879 como la creación de la Marina de Guerra del Perú en 1821 y es feriado nacional.

  • Monitor Huáscar después del combate naval de Angamos: Daños en la cubierta principal y torre de artillería, daños en la torre de mando, y daños e impactos recibidos por el Huáscar

    Desde el 9 de octubre, el gobierno chileno planteó un canje de prisioneros, entre los peruanos del Huáscar por los chilenos de la corbeta Esmeralda y el transporte Rímac. La iniciativa fue recogida por el encargado de negocios de Gran Bretaña en Chile, quien escribió a su colega en el Perú y este retransmitió su interés al ministro de relaciones exteriores peruano. Se firmó en Lima, el 23 de noviembre de 1879, el canje propuesto, pero ese día, los prisioneros de la Esmeralda zarparon de Iquique a Valparaíso, por lo que el protocolo no entró en vigor. Se firmó un nuevo protocolo el 8 de diciembre, esta vez, intercambiando los prisioneros peruanos del Huáscar y de la Pilcomayo por los del Rímac, cumpliéndose esta vez.

Tomado de la web de Wikipedia: https://es.wikipedia.org/wiki/Combate_naval_de_Angamos

 

 

viernes, 4 de octubre de 2024

DÍA DE LA MEDICINA PERUANA

E

l Día de la Medicina Peruana es una conmemoración que se celebra en nuestro país cada 5 de octubre en recuerdo y reconocimiento al sacrificio y fallecimiento del joven estudiante de medicina y científico cerreño Daniel Alcides Carrión, quien el 27 de agosto de 1885 se inoculó sangre contaminada con la bacteria Bartonella bacilliformis para contraer la «verruga peruana» o «fiebre de La Oroya» ―ahora conocida como «enfermedad de Carrión»―, a modo de estudiar su desarrollo y evolución en el infectado, falleciendo el 5 de octubre de ese mismo año.


La celebración fue establecida por el segundo gobierno de Augusto B. Leguía en 1937, denominando la fecha como «Día del Estudiante de Ciencias Médicas» o el «Día de la Medicina».


El 7 de octubre de 1991 se promulgó la Ley 25342 en la cual se le declara a Daniel Alcides Carrión García como Héroe Nacional; posteriormente la Ley 29799, del 12 de octubre del 2011, lo reconoce como Héroe Nacional, Mártir y Maestro de la medicina en el Perú.


Tomado de la web de Wikipedia: https://es.wikipedia.org/wiki/D%C3%ADa_de_la_Medicina_Peruana

miércoles, 2 de octubre de 2024

DANIEL ALCIDES CARRIÓN (1858-1885)

Estudiante de medicina, mártir de la medicina peruana.

N

acido en Cerro de Pasco, el 13 de agosto de 1857, fue hijo del médico y abogado natural de Loja (Ecuador) don Baltazar Carrión y la joven lugareña Dolores García Navarro. Luego de culminar sus estudios secundarios en el Colegio Nuestra Señora de Guadalupe de Lima, ingresó a estudiar medicina en 1880 y los continuó durante la ocupación chilena del Perú (1881-1884).

Daniel Alcides Carrión

A la edad de 28 años, el 27 de agosto de 1885, estando por culminar sus estudios de medicina, el joven estudiante Daniel A. Carrión se hizo inocular suero extraído de verrugas de un paciente con la finalidad de reconocer los síntomas prodrómicos de la enfermedad de verrugas, en el Hospital Dos de Mayo de Lima para el trabajo que sería su tesis de bachiller. Pocas semanas más tarde, el 17 de setiembre, el joven Carrión presentó los primeros síntomas como fiebre, malestar general y una serie de manifestaciones que agravaron su estado general y que devinieron en su muerte, acaecida en la Clínica Maisón de Santé de Lima, el 5 de octubre de 1885. Sus compañeros registraron en detalle su historia clínica, la cual sería publicada como Apuntes sobre la verruga peruana (1886).

Carrión es el ejemplo de un joven estudiante de medicina que en su afán de dilucidar aspectos no conocidos de un problema de salud de nuestro país, la enfermedad de verrugas, murió de unas fiebres asumidas como la fase febril anemizante de la temida Fiebre de La Oroya. Cuando Carrión realizó su autoexperiencia, estaba en el recuerdo cómo esta fiebre diezmó a los trabajadores durante la construcción del ferrocarril Lima-La Oroya, de allí el epónimo, en 1870. Los casos que se veían en Lima eran de lesiones verrucosas, existiendo una gran controversia sobre la unidad etiológica de ambas presentaciones: la febril y la verrucosa. Con su sacrificio, Carrión contribuyó a reconocerlas como una sola entidad. Actualmente se conoce que dicha fase aguda febril y la fase verrucosa, con un período intermedio o intercalar asintomático, son aspectos de una sola enfermedad: la bartonelosis humana o enfermedad de Carrión. Esta es una enfermedad producida por la bacteria Bartonella bacilliformis la cual es transmitida por el mosquito hembra hematófago Lutzomia verrucarum, que tiene un hábitat en determinados valles endémicos del país.

Carrión fue el gestor de una corriente original de investigación biomédica en el Perú. Su muerte lo convirtió merecidamente en el Mártir de la Medicina Peruana y en ese día, también, se conmemora su gesta y se celebra el Día de la Medicina Peruana.


Tomado de la web de la Academia Nacional de la Medicina del Perú

https://www.anmperu.org.pe/?q=node/658#:~:text=Carri%C3%B3n%20fue%20el%20gestor%20de,D%C3%ADa%20de%20la%20Medicina%20Peruana.