Testigo de dos tragedias
Escribe: Américo García
Maldonado
Un 24 de mayo de 1964,
los seleccionados Sub 23 de Perú y Argentina se enfrentaban por un lugar en los
Juegos Olímpicos de Tokio. Aquella tarde de domingo nadie presagiaba que el
Estadio Nacional de Lima se convertiría en un infierno, causando la muerte de
más de 300 personas y medio millar de heridos. La tragedia más grande en la
historia del fútbol mundial.
Ambas escuadras
llegaban a esa instancia en forma invicta. A Argentina le bastaba el empate
para clasificar. Perú, dependía de sí mismo, aun le faltaba jugar con Brasil. La
selección peruana, dirigida por Marinho de Oliveira, formó aquel día con:
Barrantes, Ángel Guerrero, Javier Castillo, Héctor Chumpitaz y Sánchez; Armando
Lara, Enrique Rodríguez y Luis Zavala; Enrique Casaretto, Inocencio La Rosa y
Víctor ‘Kilo’ Lobatón. Por los argentinos: Cejas, Morales, Bertolotti, Sesana,
Mori, Perfumo, Pérez, Malleo, Domínguez, Ochoa y Manfredi.
El
árbitro Ángel Pazos explica su decisión de anular el gol |
Un partido disputado
con bravura. Poco fútbol y mucho roce. A los 18 minutos, luego de un rechazo
del arquero Barrantes, una media vuelta de Néstor Manfredi puso el 1 a 0 que enmudeció
a los más de 50 mil espectadores del Estadio Nacional. Las ilusiones de
clasificar a las Olimpiadas parecían desvanecerse. Perú no se achica y sigue
bregando por el empate. La hinchada no para de alentar. Argentina se repliega
esperando el contra ataque. A 10 minutos de finalizar el partido, un mal
rechazo del zaguero Morales rebota en la zurda de “Kilo” Lobatón logrando
vencer la valla de Mario Agustín Cejas. Gol, empate y júbilo total. El árbitro uruguayo
Ángel Pazos anula el tanto aduciendo jugada peligrosa (plancha) del puntero izquierdo.
Algo que solo él vio.
A partir de ese
instante estalló la ira del público. Víctor Vásquez Campos, un delincuente conocido
como “Negro Bomba”, invadió el campo de juego con la intención de agredir al árbitro.
Fue brutalmente golpeado por la Policía Nacional, lo mismo ocurrió con Edilberto
Cuenca, otro espectador que intentó defenderlo.
“Kilo” Lobatón logra el empate, pero, el árbitro uruguayo anula el gol originando los graves sucesos |
Víctor Vásquez, “Negro Bomba”, es frenado
por la policía
en su intento de agredir al árbitro
|
Y vino la hecatombe. Desde
las tribunas comenzaron a arrojar botellas, cojines, maderas de las butacas
rotas. Y se prenden fogatas. La respuesta de la policía no se hizo esperar. El comandante
Jorge Azambuja dio la orden y empezó el lanzamiento de gases lacrimógenos.
El pánico se apoderó
del público, en especial en la tribuna Norte, donde tres de las seis puertas
estaban cerradas. La muchedumbre buscó las salidas del estadio y se encontró
con los accesos bloqueados. Se pisotearon unos a otros. La mayoría de las
víctimas falleció por asfixia y aplastamiento. Ya en las afueras del estadio,
se produjo una estampida y el enfrentamiento con los policías. Hubo saqueos a
comercios, destrozos y quema de automóviles. Caos total.
La policía trata de controlar la situación.
En la imagen,
los jugadores Luis Zavala y Héctor Chumpitaz. A la derecha
el
árbitro Ángel Pazos
|
Ante la magnitud de la
tragedia, el torneo se suspendió quedando pendientes varios partidos. Argentina
obtuvo el título y la clasificación a los Juegos Olímpicos de Tokio. El 7 de
junio, Brasil y Perú jugaron en Río de Janeiro para ver quien acompañaba a los
argentinos a Japón. Ganó Brasil 4 a 0. Pero eso solo fue anecdótico porque la
verdadera pérdida ocurrió el 24 de mayo.
"La policía no
soltó a los perros, pero sí dejó que lo mordieran y que le rompieran la ropa",
"A la gente no le gustó la manera en que estaban sacando al aficionado de
la cancha. Los volvió locos" recordaba Héctor Chumpitaz. "Estuvimos
dos horas en el camarín, así que no supimos la magnitud de lo que estaba
pasando…regresando a la concentración íbamos escuchando la radio y hablaban de
50 muertos, 150, 200, 300...". “Tras la tragedia, regresé a Cañete y hasta
pensé en dejar el fútbol, tenía 21 años”.
Cuatro años después ocurrió
otra catástrofe. Fue el 23 de junio de 1968 en el estadio de River Plate en
Buenos Aires, Argentina. Y es conocido como “La tragedia de la puerta 12”.
Aquel día de invierno,
River y Boca se enfrentaron por el torneo Metropolitano. 90 mil personas
colmaron el Monumental de Núñez. El encuentro aburrido finalizó en empate a
cero, pero lamentablemente el resultado no fue lo importante aquella triste noche.
El clima era
peligroso. Algunos hinchas boquenses habían quemado banderas de River. Otros
arrojaban cohetes, monedas y vasos con orina a los que estaban en la parte baja
de la tribuna. Hubo trompadas y pequeñas avalanchas.
A 10 minutos de
finalizar, la hinchada xeneise decide retirarse del estadio. Todos enrumban
hacia la puerta 12, la misma puerta por donde habían ingresado los visitantes.
Desgraciadamente la puerta estaba cerrada. Nadie lo sabía y, ante la
incertidumbre, se produjo una avalancha que acabó siendo fatídica. 71 hinchas
murieron asfixiados y pisoteados.
Unos decían que la
puerta estaba obstaculizada por los molinetes, otros que estaba totalmente cerrada.
También se afirmó que la culpa fue de la Policía que obligó por la fuerza a
volver a entrar a muchos aficionados y por ese motivo se produjo la desgracia. Nunca
se supo la verdad de la historia.
“En un principio era
una avalancha normal, luego se acrecentó. Iba por el aire, sin tocar el piso.
Cada vez estaba más apretado. Había gritos de pánico. La gente que estaba abajo
quería subir. Estábamos uno arriba de otro. No podía respirar. Me caí y después
me desmayé. Yo me salvé de milagro. La gente me ayudó porque era el más joven
de todos. Apenas tenía 14 años. Nunca más fui a ver a Boca”, contaba un
sobreviviente al diario Clarín.
Antonio
Roberto Cabrera, único jugador que estuvo presente en las dos tragedias |
El argentino Antonio
Roberto Cabrera fue el único jugador que vivió en carne propia estas dos
historias tristes. Primero, la tragedia de Lima en 1964 cuando integraba el
plantel de su país. Cuatro años después, en 1968, jugando un clásico por Boca
frente a River, con la tragedia de la puerta 12.
Roberto “Chacho”
Cabrera, era futbolista rudo y batallador. Se inició como puntero derecho jugando
en Atlanta, luego fue llamado al equipo Preolímpico argentino, y más tarde
jugaría como medio campista en Boca Juniors.
Cabrera, recuerda que
"la causa de las muertes en las dos canchas fue la misma: las puertas de
salida estaban cerradas. En verdad, el día de la Puerta 12, yo recién me enteré
de la tragedia cuando regresaba a mi casa a través de la radio del auto".
"En cambio, en
Perú, yo viví ese horror dentro de la cancha. Fue terrible. Y los jugadores
argentinos nos salvamos de morir porque la policía peruana nos defendió con los
perros. Si no, nos mataban también a nosotros." ”Fueron dos hechos
traumáticos que me marcaron para siempre, imágenes que mi mente jamás borrará”,
contaba Cabrera tiempo después.
La policía argentina inspecciona los molinetes en la fatídica
puerta 12 del estadio de River Plate
|
Roberto Cabrera, único
jugador que estuvo en esas dos tragedias que enlutaron al fútbol…
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