“Sentir estrés raras veces carece de causa:
suele ser una reacción a sucesos o circunstancias particulares.” –Dra. Lilian
G. Katz.
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CÓMO se orienta
el piloto de un avión durante una noche oscura y de niebla? Desde que despega
hasta que aterriza, ha de fijarse en una serie de señales. El tablero de la
cabina de un avión grande cuenta con más de un centenar de instrumentos que
transmiten al piloto información fundamental y le avisan de posi8bles
problemas.
Criarse en
este mundo cargado de estrés es como volar a través de una tormenta. ¿Qué
pueden hacer los padres para que sus hijos tengan un vuelo suave desde la
infancia hasta la edad adulta? Como muchos niños no hablan de las cosas que les
causan estrés, los padres tienen que aprender a descifrar las señales que
indican su existencia.
El organismo “habla”
El niño suele
manifestar su estrés a través del organismo. Ciertas reacciones psicosomáticas –como
dolencias estomacales, dolores de cabeza, fatiga, trastornos del sueño y problemas
relacionados con la evacuación- pueden señales de que algo va mal.[i]
En el caso de
Sharon, su pérdida de audición fue el clímax de un período de intensa soledad. Los
calambres que le daban a Amy en el estómago cuando empezó a ir a la escuela
estaban inducidos por el temor a verse separada de su madre. El estreñimiento
de John se debía a la tensión que sentía al presenciar las peleas violentas de
sus padres.
La agresión sexual de que fue víctima una niña de 10 años llamada Ashley tuvo consecuencias físicas. “Recuerdo que [después de la violación] no asistí a la escuela durante una semana porque estuve enferma”, menciona. El libro When Your Child Has Been Molested (Cuando su hijo ha sufrido abusos deshonestos) explica: “Es tal el estrés que puede provocar en el niño o la niña el peso de haber sufrido abusos deshonestos, que llega a enfermar”. Algunas señales físicas que pueden identificar ese tipo de trauma son: lesiones, dolor al evacuar, dolores recurrentes de estómago y de cabeza y dolores óseos o musculares sin ninguna causa aparente.
Cuando la
enfermedad parece psicosomática, los padres deberían tomar el asunto en serio. “No
importa si el niño finge o no –dice la Dra. Alice S. Honig-, lo que importa es
el problema que se oculta detrás.”
Las acciones dicen más que las palabras
Una repentina
alteración de la conducta suele ser una forma de pedir auxilio. El libro Giving Sorrow Words (Palabras de pesar)
explica: “Cuando un buen estudiante empieza a obtener malas calificaciones
merece atención, igual que la merece cuando un niño que siempre está
alborotando se convierte de pronto en un ángel”.
El repentino
hábito de mentir de un niño de 7 años llamado Timmy empezó cuando su madre se
absorbió de lleno en el trabajo. El comportamiento descarado que empezó a
manifestar de pronto un niño de 6 años llamado Adam, obedecía a sus
sentimientos de incapacidad en la escuela. El que un niño de 7 años llamado
Carl volviera a orinarse en la cama por las noches era un indicio de que
anhelaba la atención de sus padres, que entonces parecía desviada hacia su
hermanita pequeña.
Lo más
preocupante es la conducta autodestructiva. Los frecuentes accidentes de una
niña de 12 años llamada Sara no podían atribuirse a simple torpeza. Desde el
divorcio de sus padres, inconscientemente utilizaba el hacerse daño como el
medio de tratar de recobrar el afecto de su padre ausente. La conducta
autodestructiva, bien mediante agresiones leves –como causarse heridas de poca
importancia- o mediante algo realmente grave –como un intento de suicidio-, es una
señal de una situación de intenso estrés.
Expresan lo que sienten
“De la
abundancia del corazón habla la boca”, dijo Jesucristo. (Mateo 12:34). Lo que
el niño dice suele revelar si su corazón está dominado por sentimientos
negativos.
“Los niños
que llegan a casa diciendo que ‘nadie los quiere’, en realidad le están
diciendo que no están satisfechos consigo mismos”, afirma la Dra. Loraine
Stern. Lo mismo pudiera suceder cuando presumen. Aunque estos parecen el polo
opuesto de los que tienen poco amor propio, alardear de logros reales o
imaginarios puede ser un esfuerzo por vencer profundos sentimientos de
incapacidad.
Es cierto que
todos los niños enferman, se comportan mal de vez en cuando y en ocasiones se
sienten decepcionados consigo mismos. Pero cuando tales problemas constituyen
un patrón de vida y no se observa ninguna causa directa, los padres deberían
verlos como una señal y analizar su significado.
Después de
examinar los patrones de comportamiento durante la infancia de seis
adolescentes que perpetraron una agresión sumamente violenta, Mary Susan Miller
comentó: “Todas las señales estaban a la vista. Los muchachos las habían
manifestado en su vida durante años, pero nadie prestó atención. Los adultos lo
veían, pero se encogían de hombros.
Ahora más que
nunca, los padres deben estar alerta para reconocer las señales de estrés en
los niños y hacer algo al respecto.
¿Estrés en la matriz?
Hasta un feto
puede detectar el estrés, el temor y la ansiedad que su madre le comunica a
través de los cambios químicos en la corriente sanguínea. “El feto en
desarrollo percibe hasta la más mínima tensión que experimenta la mujer embarazada
–escribe Linda Bird Francke en el libro Growing
Up Divorced (Bajo el signo del divorcio)-. Aunque los sistemas nerviosos
del feto y de la madre no están conectados directamente, existe entre ambos una
relación unidireccional que no puede romperse.” Esto puede explicar por qué,
según la revista Time,
aproximadamente un 30% de los niños de 18 meses o menos padecen dificultades
relacionadas con el estrés, que van desde abandono emocional hasta neurosis de
ansiedad. “Los bebés de madres infelices o angustiadas suelen manifestar
también infelicidad y angustia”, concluye Francke.
Cuando un niño trata de acabar con su vida
“¿Qué pasaría
si durmiese cien años?”, le preguntó Lettie a su padre. Él pensó que se trataba
de una pregunta infantil. Pero Lettie no estaba hablando a la ligera. Unos días
después la niña fue hospitalizada por haberse tomado un frasco entero de somníferos.
¿Qué debería
hacer usted si su hijo piensa en el suicidio o llega a atentar contra su vida? “Busque
ayuda profesional de inmediato –insta el libro Depression – What Families Should Know (Lo que las familias
deberían saber sobre la depresión)-. Tratar a suicidas en potencia no es una
tarea de aficionados, ni siquiera de aquellos que manifiestan un gran interés
en la persona deprimida. Usted puede pensar que ha disuadido a su familiar de
suicidarse, cuando, en realidad, lo que esa persona ha hecho es callar y
guardar dentro de sí todos sus sentimientos, hasta que estallan con horribles
resultados.”
Con un
tratamiento adecuado, existe esperanza para los niños que tratan de acabar con
su vida. “La mayoría de las personas que tratan de suicidarse no quieren
realmente morir –dice el libro que acabamos de citar-. Lo único que quieren es
dejar de sufrir. Es una forma de pedir auxilio.” En la congregación cristiana,
los ancianos pueden dar apoyo amoroso y buen consejo bíblico a los padres que
no sepan qué hacer ante las tendencias suicidas de sus hijos.
[i] A
diferencia de la hipocondría –que abarca dolencias imaginarias-, una enfermedad
psicosomática es real. Lo que sucede es que está provocada por una causa
emocional en lugar de física.
Artículo tomado de la revista ¡Despertad! 22 de julio de 1993
Artículo tomado de la revista ¡Despertad! 22 de julio de 1993
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